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Experiencias en el servicio social que enriquecen el corazón




En nuestro servicio como becarias, tenemos que estar constantemente investigando sobre la gran diversidad de temas que existen en el mundo textil; es fácil asombrarse puesto que uno no vislumbra el gran trabajo que existe detrás de una prenda hasta que encuentra una foto, video o incluso información de primera mano de los artesanos explicando lo que conlleva empezar un proyecto desde cero por ejemplo, el de cultivar la planta con la cual se alimentará el animal con el que estarán trabajando, como es caso de la maestra artesana Catarina y su inspirador trabajo con los gusanos de seda.

Sin embargo, un día al buscar entre las carpetas alguna foto para trabajar en la publicación del día, una compañera becaria encontró una curiosa sutileza. En unas fotografías que nos proporcionó el maestro Rodrigo, aparecen junto a su esposa Reina, sus impactantes telares de pedal, con los que labora arduamente en su taller “Cocijo” y es ahí donde el ojo de águila de nuestra compañera señaló una bella singularidad.

Cada uno de los telares en un pequeño rectángulo cuenta con una palabra que cambia de un telar a otro, intrigada nos compartió su hallazgo y decidimos que queríamos conocer más. La búsqueda dio como resultado que estaban pintadas en zapoteco, y no solo eso, sino que es un ejercicio común de escribir algunas palabras ya que los niños al estar en presencia junto a los adultos en los telares, pueden ir aprendiendo de una forma tan orgánica y hermosa la lengua con la que se comunicaban sus ancestros.



Telar de pedal con la palabra en zapoteco “Bidund” que significa colibrí.


Rocío nos apoyó en todo momento siendo el puente con el maestro artesano Rodrigo, cautivada por tal hallazgo nos comentó precisamente sobre la unicidad de los telares, la complejidad que radica en ellos y de la que tristemente no se platica.

Los telares son piezas que se van construyendo de acuerdo a las necesidades que van surgiendo para cada artesano. Son imponentes debido a su tamaño y la forma en que crean una bella simbiosis cuando la mente creativa comienza a trabajar en él.





Cada telar es único, como el artesano que lo trabaja, la melodía que va emitiendo este trabajo en conjunto varía dependiendo de la constitución del telar como del trabajo que estén realizando. Es una imagen que te hipnotiza y sabe cautivar pues se logra apreciar la vibración de sus corazones. Por último, pero no por eso menos importante, es la forma en que van organizando los hilos con los que comenzarán una nueva obra, un patrón que solo ellos pueden ver y que a mí me hicieron sentir como si fuera un mapa, un diario sobre alguna de sus vivencias que me hacia ver un cachito más de ellos y de la experiencia artística que es verlos trabajar.

Espero que tengan la oportunidad de maravillarse como nosotras lo hicimos. Si tienen la oportunidad de visitar Oaxaca conozcan los diversos talleres textiles que existen. En todo caso pueden buscar algunos videos en YouTube y así logren conocer más a fondo esta tradición que con orgullo podemos decir que es mexicana.





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